Semillas de Dios

En esta sección iremos colocando recomendaciones de música, cine, literatura o arte que, o bien hablan directamente de Dios, o bien apuntan a la trascendencia. ¡Estate atento, comparte y sugiere también las Semillas de Dios, las Semillas del Reino que veas a tu alrededor!

Cine: “Más Allá de la Vida”: Clint Eastwood nos señala la Vida más allá de la muerte.
Una nueva película del gran Clint. Una nueva lección de uno de los grandes maestros del cine actual. Un tema que podría haber resultado pura ciencia ficción, o pura ideología, y que, sin embargo, es tratado por el director con el respeto, la sutileza y la profundidad a la que nos tiene acostumbrados.

Desde el comienzo hasta el final, las tres historias que se van entrelazando a lo largo de la película nos señalan que hay un horizonte más allá de esta vida, que lo que pase más allá depende de lo que hemos vivido aquí, y que siempre, en cualquier situación, se puede abrir una puerta a la esperanza, por muy oscura que sea la realidad. Una mujer que ha experimentado la muerte y ha vuelto a vivir, un hombre que vive un don como una maldición, y un niño que no puede superar la desaparición de un ser querido: tres personajes al límite que, como el protagonista de “Gran Torino”, o el gran Mandela de “Invictus”, descubren que es posible creer.

Clint Eastwood siempre, cuente la historia que cuente, narra con gran maestría, con ritmo pausado, sin prisa, con una belleza impresionante en largos primeros planos, la vida de sus personajes.

Resulta curioso que cuando Marie Lelay, la periodista francesa que protagoniza una de las tres historias, decide cambiar el contenido de su libro para hablar de la existencia del Más Allá, recibe las mismas críticas que ha recibido, en muchos medios, la película misma: “eso es ciencia ficción, no es interesante hablar de esto en tiempos de dudas y de positivismo...”. Parece que el director hubiera puesto en el personaje lo que sabía que iba a provocar su película.

Recomendación: no hacer caso a aquellos que han colgado a “Más Allá de la Vida” el cartel de “Thriller” o de “Ciencia Ficción”. No tiene nada que ver con ello. Su hilo conductor es, además del tema de la muerte y del Más Allá, Charles Dickens (que está presente en toda la trama: los audio-libros que escucha el personaje interpretado por Matt Damon, la personalidad del niño de Londres, la casa que es visitada al final, los últimos encuentros...), la Tormenta que descarga sobre las ciudades y, a la vez, sobre las almas de los protagonistas, los momentos históricos en los que la muerte ha golpeado especialmente a la humanidad (el Tsunami, el atentado terrorista del Metro de Londres...), el encuentro entre las personas más allá de la desesperanza... Todo esto, como en muchas otras películas de Eastwood, forma la trama de fondo de una historia que, si se ve como un drama sobre la vida y la muerte, dejará ese buen regusto de no manipular al espectador con ninguna ideología, pero sí señalarle un camino muy distinto al que nos suelen señalar demasiadas veces en nuestra sociedad.





Música: "No more Time", de 100 Elephants.

He aquí un grupo de Girona cuyas canciones miran directamente a la trascendencia. Una de ellas, la que sigue, fue escogida por Gustavo Ron, el director de "Vivir para Siempre", como Banda Sonora de su película. Un grupo que ha sido capaz de poner, en los tiempos que corren, en el libreto de su disco, lo siguiente: "Y es que el mérito, en verdad, no ha sido nuestro. Gracias a Dios que os encontramos a todos". Debajo del vídeo tienes la letra original, y una traducción.









Arte: Corpus Hypercubicus (Dalí, 1954).





Este cuadro resume muy bien dos constantes en Dalí: los espacios enigmáticos y las notas surrealistas. Aquí los une además a un tema también muy recurrente en su obra: el religioso.

Salvador Dalí es un pintor que está al día de las noticias y descubrimientos de las ciencias, y desea llevarlas a sus pinturas. Aquí tenemos un ejemplo de ello.
Cristo aparece suspendido y a la vez crucificado sobre una forma geométrica en “forma de cruz”, mientras que María al pie de la cruz contempla el sufrimiento de su hijo.
A esta forma geométrica los científicos la llaman: hipercubo. Un hipercubo es un objeto de 4 dimensiones, inimaginable para nosotros, salvo para los matemáticos. Sin embargo su desarrollo tridimensional puede verse en este cuadro, formado por ocho cubos. En las baldosas, en el suelo, vemos su proyección en forma de cruz griega.
Suspendido en el espacio esta forma geométrica cobra un aspecto inmaterial. Este efecto se potencia al situar la figura de Cristo crucificado en el aire. Además los clavos se tornan en cubos y se deslocalizan del cuerpo de Cristo.
Desde una clave teológica podríamos decir que Cristo es el Señor del tiempo y el espacio. Y que el momento de la cruz es un hecho histórico y a la vez trasciende la Historia. 

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